lunes, 28 de mayo de 2012

Estábamos en un aprieto corazón.

Estábamos desarmados.

Tu niñez acabada en mis fauces,

La confusión con mis palabras,

Como cuna.

Devoré ausentemente cada gota de tu humanidad.

Deshice tu cordura en pedacitos.

Por momentos te devolví la entereza,

Para dejarte destrozado.

Y mis piernas no eran mas que una red,

Para tu sed temprana,

Y mis palabras carnívoras rebotaban alegremente,

En tus sueños nocturnos,

De pieles, con pieles, con pieles.

Bebí tu masculinidad,

En un galope nefasto corazón.

Asesine sin peros, cada segundo de tus días restantes.

Salé miles de gotas para que colgaran de tus ojos.

Con la poca sutilidad que envuelve mi postura:

"Sin riesgos es como me gusta".

Empecé a amoldarte al dolor,

En mi mundo egoísta,

Quiero que todos sufran lo que yo.

Quiero que aprendas con mis rasguños,

Que nadie, por mas que duela.

Va a valorar el olor de la hierba en tu pecho

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